Señor director:
Con preocupación observamos como se ha ido generando un ambiente poco favorable para la discusión sobre migración en nuestro país.
Aquello que Alessandro Dal Lago denomina lógica del sentido común va ganando adeptos, principalmente, entre quienes detentan algún grado de poder y buscan soluciones facilistas, pero poco rigurosas.
La migración, durante muchos años, careció de interés por parte de las autoridades, pero hoy se transformó en el centro de las especulaciones de la hostilidad real y simbólica. Esta forma de enfrentarse al fenómeno no tiene un correlato real en los estudios científicos.
No hay demostración seria de que las personas que llegan a nuestro país priven o disminuyan el trabajo de los connacionales. Menos aún, evidencia científica de que la delincuencia sea mayor por parte de los inmigrantes. Por el contrario, la recaudación fiscal, se ve aumentada producto de los impuestos que pagan.
En materia penal, las estadísticas demuestran que los chilenos lideran la comisión de delitos y, por el contrario, las personas migrantes son más víctimas que victimarios de cualquier clase de delito. Cuando los problemas sociales no tienen una explicación que agrade a quienes detentan el poder, los extranjeros se vuelven un fácil flanco para odiar y, con ello, conseguir desviar el miedo que tanto redito da a algunos.
Esto se ha visto reflejado, nuevamente en los proyectos de ley que asumen como verdadera, la fórmula mágica de subir las penas y pretende nuevamente la criminalización de la migración, sin medidas serias y afianzadas para reducir la delincuencia. Lo único que nos queda realmente claro es que la migración es un derecho, que ser migrante es una oportunidad no sólo para quien migra, sino para el país que los recibe.
Además, abandonar el país de origen supone riesgos que son asumidos por quienes llegan a desarrollar su proyecto vital en Chile. La lógica de la emergencia y el enemigo sólo construyen una figura retórica equivocada de lo que podemos y debemos querer para las personas que llegan a nuestro país.
Carlos Silva Núñez, Profesor de Derecho penal y Criminología (UNAB)
Rocío Sánchez Pérez, Profesora de Derecho penal y Criminología (UNAB)
Francisco Bustos Bustos, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Valentina Ceron Hernández, Profesora ayudante de Derecho penal (UNAB)
Daniel Hasson Kalkstein, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Francisco Gómez Muñoz, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Juan Pablo Donoso Krauss, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Andrea Perin, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Orompello Palacios, Profesor de Derecho del trabajo (UNAB)
Pablo Pineda Rojas, Profesor ayudante de Derecho penal (UNAB)
Rodrigo Álvarez Quevedo, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Francisco Quiero Rebolledo, Profesor de Derecho civil (UNAB)
Jorge Astudillo , Profesor de Derecho constitucional (UNAB)
Francisco Castillo Vera, Profesor de Derecho penal (UNAB)
Pablo Galain Palermo , Profesor de Derecho penal y Criminología (UNAB)
Karina Saavedra Lynch, Profesora de Derecho penal (UNAB)
Pietro Sferrazza Taibi, Profesor de Derecho constitucional (UNAB)
Jesús Elgueta Pérez, Profesor ayudante de Derecho penal (UNAB)
Andrés Peña Adasme, Profesor de Derecho procesal (UNAB)